lunes, 31 de enero de 2011

SER HACEDOR


Por David C.
Un hombre que ha sido mi maestro durante años suele decir que su meta al estudiar la Biblia es siempre la aplicación personal. Valoro su énfasis en poner el aprendizaje en práctica porque, para quienes estudiamos, discutimos, enseñamos y escribimos acerca de las Escrituras, es sumamente fácil abordar la Palabra desde una perspectiva meramente intelectual.
Oswald Chambers dijo: «Los hijos de Dios corren el riesgo de familiarizarse demasiado con las cosas sublimes. Hablamos demasiado sobre estas realidades maravillosas, pero olvidamos que debemos exhibirlas en nuestras vidas. Es peligrosamente posible confundir la exposición de la verdad con la verdad en sí; dejarnos llevar por la idea de que, como somos capaces de exponer estas cosas, también son una realidad en nuestras vidas».
Santiago nos recuerda que la persona «que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace» (1:25). El tema clave no es lo que se predica o se escribe, sino lo que se hace.
Cuando estudio la Palabra de Dios, mi primera pregunta no debe ser «¿qué voy a decir sobre esto?», sino «¿qué voy a hacer en cuanto a esto?».
Avanzar un paso en la obediencia equivale a años de estudio del tema. 

sábado, 29 de enero de 2011

LA CARRERA

La prueba del maratón es uno de los desafíos deportivos más importante de los tiempos actuales. Plantea un escenario donde participan miles de corredores provenientes de distintas partes del mundo donde cada deportista posee objetivos particulares y personales que desea alcanzar.
 Sin embargo los objetivos de superación personal son inherentes a cada participante. En muchos casos el corredor tendrá únicamente el objetivo de culminar la carrera, lo cual es un gran alcance deportivo teniendo en cuenta las distancias que se corren y la dureza que representa la prueba de maratón.
El apóstol Pablo utilizó el correr una carrera como ilustración para describir la vida cristiana. En 1 Corintios 9:24, no sólo nos desafió a correr, sino a hacerlo como para ganar. Dijo: «¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis». Pablo no sólo enseñó esta verdad, sino que la puso en práctica en su propia vida. En su última epístola, declaró: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» (2 Timoteo 4:7). Después de haber completado la carrera, el apóstol gozosamente anticipaba el momento de recibir la corona de victoria de manos del Rey del cielo.
Como Pablo, corre tu carrera terrenal para ganar y para agradar a tu Rey.

miércoles, 26 de enero de 2011

VALE LA PENA

¿Has conducido alguna vez 160 kilómetros para ver a un amigo? Tal vez estés visitando a algunos familiares en una ciudad, y un viejo amigo vive sólo a 80 kilómetros de allí. Vale la pena gastar tanto la gasolina como el tiempo para ir a verlo.
Supón que tuvieras que caminar los 160 kilómetros ida y vuelta. ¿Lo harías? Mateo 15:21-28 nos dice que Jesús se desvió 160 kilómetros de su ruta. ¿Para qué? para sanar a la hija de una mujer gentil.
Lee Mateo 15:21: «Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.» «Allí» era el mar de Galilea. Tiro y Sidón —nada menos que ciudades gentiles— estaban en Siria y Fenicia, un área pagana a 80 kilómetros al noroeste.
Mientras estaba allí, Jesús trató de que nadie lo supiera (Marcos 7:24). Pero una mujer gentil clamó a Él, suplicándole que sanara a su hija. Jesús guardó silencio, dándoles a los discípulos una oportunidad de manejar el problema. Y ellos lo echaron todo a perder. ¿Su solución? «Despídela» (Mateo 15:23).
Finalmente Jesús la ayudó, después de un interesante diálogo que sacó a relucir que Su misión era primordialmente a los judíos, pero con bendiciones suficientes para todos, incluso los gentiles. Una familia no judía se benefició de la única sanidad que se registra hizo en esa área.
¿No es eso típico de nuestro Señor? Desviarse mucho de su camino para bendecir a una mujer de fe.
Todo cristiano puede compartir una bendición como esa ¡y ser parte de ella! Vale la pena un esfuerzo extra.
 Señor, dirige mis pasos para que pueda llegar a la gente que necesita conocerte .

martes, 25 de enero de 2011

CONECTATE CON EL SEÑOR


La palabra conectado refleja nuestro estilo de vida actual. Es raro que una persona vaya a alguna parte sin un teléfono celular, un iPod, una laptop o una netbook. Se nos puede localizar las 24 horas del día. Algunos psicólogos consideran que este afán de permanecer conectados es una adicción. Sin embargo, un número creciente de personas está reduciendo deliberadamente el uso de la tecnología. Ser un «antitec» es su manera de preservar los momentos de quietud y limitar el caudal de información que los inunda.
Muchos seguidores de Cristo perciben que un tiempo diario de lectura bíblica y de oración es esencial para su andar cristiano. Esta «hora silenciosa» nos desconecta de las distracciones externas para conectarnos con Dios. Los «delicados pastos» y las «aguas de reposo» del Salmo 23:2 van más allá de una idílica escena campestre. Hablan de nuestra comunión con el Señor mientras Él restaura nuestra alma y nos guía en Sus sendas (v. 3).
Todos podemos apartar un tiempo para reunirnos con Dios, pero ¿lo hacemos? Empieza orando brevemente para pedir ser guiado, luego lee la Biblia unos minutos y termina con una oración corta de adoración, confesión, gratitud e intercesión por otras personas. Hoy es vital dedicar un tiempo para conectarnos con el Señor, el cual es nuestra vida.

domingo, 23 de enero de 2011

CONSECUENCIAS

Cuando era niño, aprendí a portarme bien cuando los adultos me premiaban por la buena conducta y me castigaban por las malas maneras. Este sistema funcionaba bastante bien porque el premio o el castigo se aplicaban inmediatamente después del comportamiento, lo cual vinculaba perfectamente la causa con el efecto. Sin embargo, cuando me convertí en adulto, la vida se fue complicando y los resultados de mis acciones no siempre fueron inmediatas. Al proceder mal y no haber prontas consecuencias, comencé a pensar que a Dios no le importaba lo que yo hacía.
A los hijos de Israel les sucedió algo parecido. Cuando desobedecieron al Señor y no sufrieron resultados adversos de inmediato, dijeron: «Ha abandonado Jehová la tierra, y Jehová no ve» (Ezequiel 9:9). Esto indicaba que creían que Dios había perdido el interés en ellos y que no le importaba que se portaran mal. Pero estaban equivocados. Cansado de sus caprichos, al final Dios dijo: «No se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hablé se cumplirá» (12:28).
Cuando Dios pospone la disciplina, no se debe a la indiferencia, sino que es el resultado de Su propia naturaleza: misericordiosa y lenta para la ira. Algunos consideran esto como una actitud permisiva ante el pecado; sin embargo, la intención del Señor es que sea una invitación al arrepentimiento (Romanos 2:4).

sábado, 22 de enero de 2011

¿QUE VAS A RENUNCIAR?


¿Alguna vez has tenido ganas de abandonar todo? Elías sí. El Señor acababa de utilizarlo para mostrarle a la nación de Israel que Jehová es Dios (1 Reyes 18). Sin embargo, las amenazas de la reina Jezabel lo alarmaron tanto que huyó a Beerseba, 160 km al sur (19:3). Después caminó 230 km más en esa dirección, hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.
Dios le preguntó dos veces a Elías qué hacía ahí (v v. 9,13) y, en ambas ocasiones, le respondió con las mismas palabras: «Sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida» (v v. 10,14). Estaba tan encerrado en sus miedos que se había olvidado de lo que Dios había hecho a través de él en el monte Carmelo. A pesar de su gran victoria, Elías se hundió en las profundidades del desánimo. ¡Qué fácil nos resulta hacer lo mismo!
Dios no aceptó la notificación de renuncia de Elías. En cambio, comisionó a su agotado siervo a llevar a cabo tres tareas importantes (vv. 15-17). Y, a propósito, Elías estaba equivocado cuando dijo que era el único fiel que quedaba. Dios tenía otras 7.000 personas que no se habían inclinado ante Baal (v. 18).
Quizá, al igual que Elías, estás desesperado por las circunstancias que atraviesas en tu vida. Deja que Dios te hable (v. 12). En lugar de permitirte renunciar, Él te mostrará lo que puedes hacer con Su fortaleza.
Cuando trabajas para Jesús, la palabra «renunciar» no existe.

lunes, 17 de enero de 2011

RESPETO A LA VIDA


En el Salmo 139, David describe a Dios cuando formaba su pequeño cuerpo en la oscuridad del vientre de su madre. El Señor lo amaba antes de que siquiera existiera.
Dios diseñó la persona que David iba a ser y la hizo existir según el plan que había preestablecido. En este salmo, el escritor empleó la curiosa metáfora de un diario donde el Señor, en primer lugar, escribió Su plan y luego lo cristalizó mediante la obra de Sus manos llevada a cabo en el vientre: «Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas obras que fueron luego formadas» (v. 16).
Dicho de otro modo, el amor del Padre celestial formó a David y lo convirtió en una creación única. Fue el producto del corazón y de la mano inventiva de Dios. Esta misma verdad se aplica a ti. Tú eres especial, al igual que todas las demás personas que hay en el mundo.
Ante esta realidad, debemos tener una actitud en favor de la vida en el sentido más puro que pueda existir. Debemos respetar y valorar la vida de todo ser humano: los nacidos y los que aún están en el vientre de la madre; los niños preciosos y los ancianos cansados; las personas acaudaladas y los desposeídos. Cada persona es un producto exclusivo del genio de nuestro Creador. Junto con David, exclamemos: «Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras» (139:14).

sábado, 15 de enero de 2011

OTRA OPORTUNIDAD

Hace exactamente dos años, 155 personas que iban en el vuelo 1549 de US Airways creyeron que morirían. Al despegar de la ciudad de Nueva York, el avión atropelló una bandada de gansos, lo cual detuvo ambos motores. Con los motores apagados, el capitán hizo planear el avión sobre una zona densamente poblada, y luego anunció: «Prepararse para el impacto». No habían pasado 90 segundos cuando la aeronave inutilizada aterrizó sobre las aguas heladas del río Hudson, adonde inmediatamente acudieron barcos y balsas para rescatar a los pasajeros y a la tripulación. Todos sobrevivieron. La gente lo llamó «el milagro del Hudson» y todos elogiaron al piloto y a su personal. Un pasajero agradecido, dijo simplemente: «Tenemos una segunda oportunidad en la vida».
En tiempos de crisis, valoramos la importancia de cada minuto. Sin embargo, en la rutina diaria, solemos olvidar que cada día es una segunda oportunidad. «Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré» (Lamentaciones 3:22-24).
Podemos decidir vivir con gratitud por la misericordia y la gracia de Dios, con confianza en Su fiel cuidado y con esperanza porque Él está siempre con nosotros. Hoy Dios nos ofrece una segunda oportunidad en la vida. ¡Aprovechémosla al máximo!

sábado, 1 de enero de 2011

LO MEJOR ESTA POR LLEGAR

Un año que acaba, otro que empieza. ¡Qué suerte!, podríamos decir. Las catástrofes y los dramas no faltaron durante el año pasado; aunque muchos nos han dejado, pudimos pasar a través de las dificultades y estamos aún aquí, ¡vivos! ¿Qué suerte? No, ¡qué gracia de parte de Dios, quien concede a unos más tiempo para reconciliarse con él y a los demás el de servirle un poco mejor!

       Es muy natural estar inquietos, preguntándonos qué será del día de mañana. Sin embargo, por medio de la Biblia sabemos que si Dios nos otorga aún la vida, es porque tiene buenas cosas reservadas para nosotros. Aquel que confía en Jesucristo sabe que, ocurra lo que ocurra, su Dios y Padre estará a su lado para alentarlo, ayudarlo y consolarlo. Sabe que cada día lo acerca al momento en que Jesucristo vendrá a buscar a los suyos para llevarlos a la presencia de Dios, donde hay una felicidad ilimitada. Entonces sí, para el creyente lo mejor está por llegar.

       Para aquel que aún no conoce a Jesús personalmente, empieza un nuevo año de gracia. Amigo lector, si este es su caso, si usted no tiene ninguna certeza en cuanto al porvenir, si el temor lo está dominando, entonces busque a Dios con todo su corazón, invóquele con fe en el nombre de Jesucristo, quien murió en su lugar; déjele transformar su vida. Entonces usted podrá decir con nosotros: «¡Lo mejor está por llegar!».